C&A

viernes, 30 de agosto de 2013

Laura Gutman, Newsletter Septiembre 2013

La vida en familia
La familia “tipo” es un invento bastante reciente en términos históricos: Mamá, papá, nena, nene, perro y gato. Hasta hace dos generaciones, era más usual vivir en familias extendidas (abuelos, tíos, cuñados, primos) es decir, en pequeñas comunidades. Por supuesto, tampoco eran garantía de felicidad ni mucho menos. Sobre todo porque estaban tan atravesadas como nosotros por mentiras, engaños, represión sexual, falsa moral religiosa, autoritarismo y violencia de todo tipo. Quiero decir que el problema no es encontrar el modo perfecto de constituir una familia; sino la decisión de cada individuo adulto de emprender el camino de la búsqueda de su sí mismo, de su sombra, para ser consciente de aquello que su entorno precisa de él.

¿Los “nuevos modelos” de familia son mejores o peores? No creo que haya un “modelo” confiable. No importa si los niños tienen padres divorciados, padres del mismo sexo, madre que los cría sola, familias ensambladas, medios hermanos de varios matrimonios de mamá o papá o si los cría una tía abuela. A los niños lo único que les importa es recibir cuidado, comprensión, dedicación, tiempo, disponibilidad, escucha y aceptación.

Desde el punto de vista de los niños, necesitan padres que nos cuestionemos permanentemente, que nos hagamos preguntas, que exploremos en nuestro interior, que seamos honestos con nosotros mismos, que estemos en permanente búsqueda personal. Porque sólo entonces sabremos acompañar a nuestros hijos a cuestionarse y sentir desde sus entrañas, a indagarse y a seguir los dictados de sus corazones. Sostenidos por ese entrenamiento cotidiano de mirar hacia adentro, sabremos observar a cada niño en su especificidad, en su originalidad y seremos capaces de acompañar y apoyar lo que sea que ese hijo busque. No se me ocurre algo más noble para permitir el despliegue y la superación de cada hijo por parte de los adultos a cargo. El equilibrio familiar se logrará cuando sepamos que los niños llegan al mundo para ser amados, no para complacernos.
Laura Gutman.


He tenido la fortuna de ir a tres seminarios formativos con Laura, y siempre me encanta cómo habla y expresa las cosas. Cuando hablas con niños, obviamente lo que hay en su casa es "lo normal" aunque a nosotros nos parezca la situación más desestructurada, bizarra o reprobable que podamos imaginar. Los niños necesitan amor, sino reciben amor, se mueren. Es así de simple y así de dramático. Y el amor se traduce en todo eso que enumera Laura.

Si además los progenitores andamos con un ojo en nuestro interior para no confundirnos, y otro en el exterior para no despistarnos, vamos a poder vivir en paz en familia, seamos el tipo de familia que seamos.

viernes, 23 de agosto de 2013

Verano de arqueología


El juguete se llama Dig It Triceratops, o lo que es lo mismo, un Paleontology Kit del Eurekakids, y contiene un bloque de arena gruesa muy bien compactada, unas gafas protectoras, un martillo, una escarpa y una esponja.

Promete durar muchas tardes y trabajar mucho la paciencia y la constancia :)

miércoles, 21 de agosto de 2013

Sobre misiones y objetivos

Un tema recurrente en mí es la explicitación de objetivos y misiones.

¿Por qué hago lo que hago? ¿Qué me motiva? ¿Qué me mantiene en camino?

Cuando hice el curso de Azucena Caballero en el que se basa su libro Organiza tu Hogar en 30 Días , ya anduve redactando misiones y objetivos referentes al hogar y su limpieza y el hecho de hacerlo habitable para que todos estuviéramos a gusto.

Cuando hago casi cualquier curso de crecimiento personal, se nos pide a los participantes que establezcamos metas, objetivos, que empecemos con el final en mente. Un poco como cuando te pones a dibujar y ya sabes qué dibujo vas a hacer, aunque no sepas los detalles. O cuando ves un paisaje que quieres fotografiar y "ves" la foto en tu cabeza, y la sacas. O como cuando tienes un libro dentro y vas escribiéndolo. Estaba yo el otro día empezando por cuarta vez uno de los cinco o seis títulos que me rondan en la cabeza (y cada uno es distinto, el día que escriba todo eso, como sean éxitos editoriales, me forro, fijo), y la guía del curso del "Reto-Escribe tu libro en 30 días" (qué manía con los 30 días, oye), lo decía muy claro "qué quieres escribir, qué quieres comunicar, qué título le vas a poner, qué conclusión va a tener". Es decir, a dónde quieres ir a parar.

Y todo esto ¿para qué lo cuento?

Bueno, primero, porque yo también hago mucho incapié a mis clientes de Psicología Positiva en Acción para que tracen objetivos y se pongan a caminar hacia a ellos. Una forma como otra cualquiera de que puedan ver resultados tangibles (porque lo de caminar por caminar, está bien cuando vas de paseo al campo, pero cuando quieres mejorar en la vida y en las relaciones, lo mejor es que sepas qué indicadores vas a tener de éxito).

Y segundo porque me he dado cuenta de que mucha gente se conoce, se enamora, se junta, y ale, a formar una familia, así, tal cual venga. Y después, se divorcian.

Y lo que es peor, repiten la historia.

Dicen las estadísticas usamericanas (que ellos, en esto, nos llevan años de ventaja), que 2 de cada 3 segundos matrimonios fracasa, elevándose al 80% la tasa de divorcio si hay hijos por medio.

Pero, ¿cómo no van a fracasar si no saben lo que quieren? Mejor dicho, sí lo saben, quieren un idilio de parejita enamorada eterno y sin fin (el idilio y el enamoramiento).

Vas a cualquier foro por ahí, y está lleno de arpías y arpíos que tratan con más o menos éxito hacerle la vida imposible al pasado vital de su nueva pareja (por pasado vital, entiéndase, hablo de la ex-pareja y de los hijos comunes que pudiera haber). Con objetivos así, no me extraña que acaben divorciándose otra vez.

Luego otro fallo de siempre: la falta de comunicación. Yo, en el mejor de los casos, sé lo que quiero, pero no te lo digo. Y tú sabes lo que quieres, o no, y no me lo dices. Y nos juntamos, nos vamos a vivir contentos y felices, y acabamos amargados. ¿Pero qué esperaban?

La gente se sorprende cuando digo que llevo 7 años muy feliz con mi pareja, y que AMBOS traemos hijos de la relación anterior. ¿Y cómo lo hago? ¿Cómo aguanto a sus hijos? ¿Él al mío? ¿Cómo nos organizamos? ¿Qué pasa con el dinero, las pensiones? ¿Y el espacio común? ¿Y las vacaciones?

La verdad es que es muy fácil, porque ambos tenemos claros unos mínimos objetivos familiares (o una misión, como lo quieras llamar) y, la verdad, nos centramos poco en los detalles. Vamos bastante a salto de mata, siempre y cuando los objetivos "gruesos", lo que hay en la base, estén satisfechos. Además, tenemos la costumbre de hablar muchísimo, incluso de volver a hablar sobre aquello que está más que hablado. Normalmente lo hacemos porque nos encanta la vibración vocal del otro (vamos, su voz), pero a veces es útil para detectar sutiles cambios de enfoque, evoluciones de puntos de vista, acercamientos, alejamientos... y adaptarnos al sutil cambio nos resulta más cómodo que adaptarnos de golpe a un cambio muy grande y, aparentemente, imprevisto.

Y uno de los pilares en los que se asienta esta familia es el respeto. Respeto. Así, tal cual. Así que yo, a los hijos de mi pareja, no los aguanto, ni los soporto. Porque no son objetos que nadie tenga que aguantar o soportar, cual percha con los abrigos. Son PERSONAS, y así se les trata. Se les consulta sobre temas cotidianos, se les tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones importantes, se les valora, se les escucha, se les valida, se les permite ser ellos mismos, explorarse.

Bueno, ya iré entrando en detalles de cómo abordamos la educación y la crianza.

viernes, 16 de agosto de 2013

Violencia en la Red

Empiezo a escribir el 10/08/13

De un tiempo a esta parte asisto estupefacta y en silencio a un fenómeno que me preocupa: la violencia sutil pero continuada en la red.

A lo mejor se trata de un problema mío, que tengo una definición de violencia muy amplia y casi cualquier cosa que implique faltarle el respeto a otro la etiqueto como violencia.

Aquí podría extenderme bastante sobre las etiquetas, las definiciones, las acotaciones, las delimitaciones...

Cuando creamos delimitaciones, algo tremendamente natural por otra parte (yo soy yo, tú eres tú, lo mío es mío, lo tuyo es tuyo), creamos también una línea invisible que, al ser traspasada, nos violenta.

Cuando tú traspasas mis límites, me siento violentada e impelida a defenderme. A veces, esa defensa, también me enzarza en el círculo de la violencia, aunque sea legítimo que me defienda. Ya sabemos que, si no marcamos el límite claramente, el agresor puede no darse por aludido y seguir agrediendo, y ninguna queremos eso, sobretodo si el agresor es el marido y la agredida la mujer.

Pero, ¿qué pasa cuando la agresión es virtual, a través de comentarios y posts?

Lo que veo últimamente es un montón de gente enfadada. Al principio eran indirectas, opiniones dichas de soslayo, del estilo, "pues a mí no me parece bien que alguien haga o diga". Luego ya eran "pues Zetanita puede decir lo que quiera pero yo opino que tal y pascual". Y últimamente ya es confusión total.

Mis contactos en Facebook se pelean entre ellos y yo asisto estupefacta y en silencio. Hasta hoy.

Contactos en Facebook tengo de muchos tipos, porque también yo soy multi-algo (multi-fásica, multi-tarea, multi-personalidad, multi-opinión). Digo y me contra-digo en muchas ocasiones. Y por lo tanto, en mi Facebook tengo a mis primos, a mis amigos, a mis compañeras, a mis ex-compañeros, y tengo a personas que sigo y admiro por alguna de sus causas. Y a veces, no me gusta como aborda una de sus causas , así que sigo a otra persona que sí me gusta como aborda esa causa. Entonces, encuentras en mi muro a enemigas acérrimas porque tienen dos aproximaciones diferentes a dos, tres o cincuenta temas distintos. Y unas me gustan por su aproximación a un tema, y otras me gustan por su aproximación a un tema diferente.

Hasta aquí, más o menos, todo normal, ¿o no?

Retomamos las definiciones y los límites. Como nos gustan nuestras definiciones y nuestros límites, los decimos por ahí. Los reivindicamos. Tratamos de ganar a otras mujeres para nuestra causa de la liberación y el empoderamiento, de la consciencia y de post-patriarcalidad, de la crianza con apego, o con apego seguro, o con apego del que sea, y la educación respetuosa, sin miedos, sin castigos, sin críticas... sin violencia.

Y como cada una define todo eso a su manera, se siente libre de decir lo que le viene en gana.

Pero, ay, a veces la verdad ofende la definición de otra.

Y ahí ya llega un punto en que me pierdo en la auto-referencialidad de las diferentes susceptibilidades, llega un punto en que no sé si "eso" va por "aquella" o por la "otra", si H dijo x refiriéndose a x pero C pensó que iba por z y por eso le saltó a la yugular, o si realmente H dijo x refiriéndose a z y se merecía la que se montó.

Llega un punto en que me canso y así, a bote pronto, todo me da igual. Todas las mujeres me importan por igual y por igual todas me dan lo mismo, porque "la mujer" o "las mujeres" o lo que sea, son una entelequia. Sus derechos, sus privilegios, sus opresiones, lo que sea. Todo es una abstracción mental.

Hace poco alguien, en otra parte, hablando de otras cosas, me acusó de cosificar a los hombres. Es cierto. También lo hago con las mujeres cuando hablo en genérico (singular o plurar). ¡Como si todas fuéramos iguales y tuviéramos los mismos problemas! Cómo si no fuéramos individuos diferentes cada una de nosotras. Aunque, bien pensado, ¿acaso no somos todas iguales en derechos y dignidad?

A lo mejor la equivocada soy yo, per para mí, hablar de "la mujer" o de "las mujeres", no tiene sentido. Es una abstracción. Y entonces prefiero hablar solamente de, por y para, las mujeres que conozco. Esas no son una abstracción. Cuando yo conozco a una persona empieza a importarme y deja de darme igual lo que le suceda. Deja de ser una abstracción, o una entelequia, o un ideal.

Con lo cual, como decía Miriam, la maternidad de X, o de Z, no me interesa, pero a diferencia de ella, tampocome interesa la de la cajera, la pescatera o la vecina. O lo que viene a ser lo mismo, todas me interesan por igual.

Y la opinión profesional de tal o cual profesional, me interesa porque le conozco, no porque tenga un título, igual que me interesa la opinión de tal o cuál mamá, que conozco o vengo siguiendo, tenga además un título o no lo tenga.

Cuando miro mujeres genéricas, todas me parecen parte de lo mismo. Sus niños y las fotos de ellas con sus niños, me gustan o me disgustan, atraen o repelen, en la misma medida que las fotos de cualquier otra señora que no conozco y vive en a saber qué lugar de esta estación espacial llamada Tierra. Lo que me suele gustar de estas fotos es la mirada de quien las hizo, no tanto los elementos que hay en ellas. Es decir, el mismo paisaje no sale igual retratado por mí o por mi hijo mayor, por poner un ejemplo.

Así, por hablar de una de las disputas de hoy día 10 (qué dolor de tripa Miriam, Azucena, qué dolor de tripa), la foto de una famosa me gustará, o no, en función del buen gusto (o sea, gusto coincidente con el mío), de quien la hizo. Igual, exactamente, que la foto de una señora anónima.

Luego está esa distinción entre maternidad real y maternidad no-real que plantea Miriam en el post anteriormente citado. ¿Será artificial? ¿Qué tiene de más real la maternidad de una mujer anónima respecto de una mujer no-anónima? ¿Qué pasa con la mujer anónima que deja de serlo? ¿También deja de ser real su maternidad? ¿Real para quién? ¿Para el ojo público del espectador que todo lo juzga y sobretodo opina?

Y las críticas. Uf, las críticas. Tuve el gozo de participar en un ensayo sobre las críticas a la crianza que publicó Lily Yuste, lo hice con una breve reflexión acerca del hecho de que todos criticamos y somos criticados, y que muchas veces nos pican cosas que no son picantes, pero que a nosotras, por temas nuestros, nos pican.

El ensayo de Lily pretende ser un método de ayuda para afrontar las críticas a la crianza que recibimos las mamis que nos adherimos a esto de la crianza natural, con apego seguro, respeto, corazón o el apellido que quieras colocarle. Pues bien, yo he visto realizar juicios muy violentos hacia mamis que no crían así. En ambos casos (mí hacia ti, tú hacia mí, nosotras-vosotras, y otras divisiones de la humanidad), se juntan el miedo (por ejemplo, a no ser una buena madre, al qué dirán, a que el niño nos salga un criminal o un maleducado), con la necesidad de reivindicar la propia postura y tener razón (infancias doloridas las de todas nosotras). Criticamos a las famosas por dar mal ejemplo con sus decisiones, o por hacer públicas sus decisiones, aunque coincidan con las nuestras, o por el mero hecho de ser famosas.

Criticamos a quien las critica. Como yo ahora. y, sobretodo, opinamos, con la boca bien abierta. Y erramos. Porque somos humanas, mujeres, iguales, distintas, hermosas. Todas. Y me sabe mal que haya violencia entre v(n)osotras.

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Dejo reposar el post, por aquello de trabajar mis impulsos, y a 13/08/13 añado:

Ileana, siempre tan sabia, habla en Facebook de algo que yo llamaré la metáfora del balancín: dos personas aparentemente enfrentadas, en realidad están mirando al mismo tiempo el mismo punto de interés. O citándola textualmente: "le están dando la misma importancia al mismo asunto en el mismo momento y en el mismo lugar"

Si nos quedamos con mi métafora del balancín, recordemos qué bien que lo pasábamos de niñas, arriba y abajo, abajo y arriba, "vibrando en el mismo eje" juntas...

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Y aún no publico que el 14/08/13 salta otra liebre violenta por el Facebook. Y aunque me gusta el apoyo que ha recibido Elena Mayorga, y encuentro injusta la denuncia a la que se hace referencia (que no es psicóloga, como si se necesitase ser psicóloga para conducir grupos de terapia, autoayuda o lo que sea que haga Elena con su tiempo y su talento), sé que no conozco a la parte demandante y no me siento capaz para juzgarla u opinar sobre ella. Yo no he leído de primera mano nada de ella, ni la tengo en FB, así que no puedo opinar, pero tengo a gente que la tiene, y me merecen atención por el contenido que escriben y comparten.

Sé que cada una de nosotras sabe por qué hace lo que hace, por qué escribe lo que escribe y por qué razones siente las cosas de la forma que las siente. Cada una sabe por qué emplea una cierta dosis de energía para plantar con firmeza sus límites en un lugar y no en otro. A mí, a veces, la energía y la firmeza, me resultan violentas, pero es mi problema y trato de resolverlo.

Lo que me inhibe, me coarta y se me atraganta, es saber que tal vez, un día, yo encuentre útil y comparta algo de alguien non-grato y pierda un contacto (o cincuenta) o me gane un bloqueo por parte de quien aprecio y admiro (Miri, esta va por ti). A mí no me gusta que me juzguen por lo que hacen mis amigos, mis contactos, o los amigos y contactos de mis amigos y contactos. A mí, si se me ha de juzgar, bloquear o eliminar, que sea por lo que escribo yo, pienso yo y publico yo, con mi firma, con mis nombres y apellidos, Ana Mª Valenzuela Lamas, no porque comparta un artículo que dice de alguna forma comprensible y seria lo que yo creo y opino, aunque no lo haya escrito yo, y que si lo comparto es porque está mejor escrito (creo) de lo que lo escribiría yo, o porque está disponible justo en ese momento y me ahorra el ponerme a escribir yo, que ya está bien, que tardo una semana en publicar las cosas porque no sé hilar más de tres pensamientos seguidos de forma ordenada y me voy por las ramas.

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A 16/08/13 Ileana publica: http://www.tenemostetas.com/2013/08/autocritica.html y lo explica mucho mejor, pero ya que me he dado el curro de ir escribiendo toda esta semana, pues yo también publico. Ea.

viernes, 29 de junio de 2012

No me gusta Estivill, Dia Mundial del Sueño Feliz

Escribo poquito pero esta semana ya van dos entradas.

Hoy es porque me uno a la iniciativa #desmontandoaEstivill

Descubrí el metodito de marras (del sr. Estivill) hace 8 años. Los que va a cumplir mi hijo mayor dentro de dos meses.
A pesar de haber estudiado y re-estudiado a Bowlby y sus experimentos sobre apego, a pesar de saber que un bebé tenía que estar en brazos de su mamá, mi definición de bebé acababa allá por los 6 meses, cuando ya no cabía en el moisés. Fue cuando lo pasé a su habitación, siguiendo los consejos del dr. Estivill. Lo de negarme a cogerlo en mis brazos cuando lloraba por las noches venía de mucho antes, cuando, exhausta física y emocionalmente tras la cesárea y toda la experiencia previa y posterior en el hospital, fui incapaz de trascender mis propias limitaciones y mis necesidades básicas. Roger tendría una semana, así que supongo que, cuando 6 meses más tarde, lo trasladé a su propia habitación, no le debió venir muy de nuevo.

Después de eso, el desapego conmigo fue in crescendo, de forma que, con 3 y 4 años, acostumbraba pasar en casa de mis padres muchas más noches que en la mía. Y eso es solo una de las consecuencias del método Estivill: en el cole lo pasó muy mal con sus maestras y tuvo problemas de relación con sus compañeros, sigue teniendo dificultades para confiar en los adultos y no pide ayuda habitualmente (lo que unido a su testarudez innata suele llevarle a tomar decisiones desacertadas con mucha frecuencia), y lo que más me fastidiaba hace años, se empeña en seguir acostándose conmigo todas las noches... o sea, que el método Estivill, encima de que desarregla a los niños, no funciona para nada, ya que, con casi 8 años, sigue aferrado a mi.

Por suerte, ahora sé que esto de necesitar dormir con los padres no es algo patológico, de hecho, los niños tienen un patrón de sueño diferente al de los adultos, así que es normal que no duerman toda la noche del tirón. Que tengan varios despertares y que, incluso, les cueste conciliar el sueño, no significa que tengan insomnio infantil, sino que son niños, ni más ni menos.

Hoy, como muchas otras mamás blogueras, me la pasaré tuiteando con el hashtag #desmontandoaEstivill durante todo el día, tanto desde Psicología Positiva en Acción como desde aquí.

Otros blogs que se han unido a la iniciativa y que comparten sus experiencias son:

http://ahoralamadresoyyo.blogspot.com.es/2012/06/la-revolucion-de-las-madres.html
http://www.mimenusinleche.blogspot.com.es/
http://www.tenemostetas.com/2012/06/29-de-junio-dia-mundial-del-sueno-feliz.html 
http://www.conocemimundo.com/2012/06/dia-mundial-del-sueno-feliz-29-de-junio.html
http://lactandoamando.blogspot.com.es/2011/06/duermete-nino-duermete-ya-que-viene.html
http://mentelibre.es
http://amormaternal.com



martes, 26 de junio de 2012

2 años juntos

Hoy hace dos años que nació mi pequeño, en casita, rodeado de amor. Dos años de irnos conociendo poco a poco, disfrutando del otro, disgustándonos con el otro, reivindicándonos como individuos, fusionados y separados, co-dependientes e independientes, con múltiples estados de ánimo y mucho amor en común.

En estos dos años mi vida ha seguido cambiando vertiginosamente. He podido interiorizar más que nunca lo que sabía en la teoría adquirida a golpes en la crianza de mi mayor, mi maestro y abridor de ojos.

No he completado nada en estos dos años, solo sigo en la espiral del cambio, girando y girando alrededor de mis emociones, mis momentos de lucidez y de darme cuenta de lo obvio, mis pájaras mentales, mis lecturas, mi-mi-mi-mi. Centrada en mí, centrada en ellos, centrada en nada en concreto y todo el rato hablando de lo mismo a la vez.


Dos años ya... qué lentos han pasado algunos días, y qué rápido lo digo, han pasado tantas cosas, ha habido tantos cambios en nuestras vidas, que a veces pienso que han pasado 5 años, y otras veces presto más atención a lo que no ha cambiado, y pienso que solo ha sido uno. Sólo uno, dice él todavía, dos no, uno. Pero al mismo tiempo se ríe, sabiendo que son dos, y que le insistiremos en que son dos, pero al chico le gusta llevar la contraria por tomarnos el pelo. Y que ese buen humor le dure muchos, muchos años.

martes, 15 de mayo de 2012

Día internacional de la familia

Hoy se celebra el día internacional de la familia.
Este año toca reivindicar políticas de conciliación, para que los trabajadores puedan atender las necesidades afectivas de sus familias, y no solo las económicas.
El día de hoy suele ser aprovecado por grupos diversos para defender SU propia idea de familia, y dejar de lado a los que no consideran que merecen ese calificativo.
Pues hoy estoy sensible, hoy me voy a explayar.

¿Qué es una familia?
¿Papá, mamá y los hijos biológicos de ambos?
¿Y qué pasa con las otras familias? ¿No son familia acaso dos personas que se aman y sus hijos? ¿Qué más da su sexo? ¿Qué más da si los hijos son comunes o no?

Estuve un tiempo en una asociación de familias numerosas. Uno de los motivos que me llevó a desapuntarme (nunca participé en nada, más que pagar la cuota de ese año), fue que mi tipo de familia no se consideraba "verdadera familia numerosa". Vamos, que eso que dos de los hijos de esta pareja no convivan habitualmente con nosotros, no debería darnos acceso, según algunos sectores, a las ayudas sociales (igual que no nos da derecho a desgravarnos más por hijo en la declaración de la renta, ni nos da derecho a desgravar en el IBI, ni en ningún impuesto). Mi marido es padre de tres hijos, pero como su ex es madre de dos niños, y yo soy madre de otros dos, ninguna de nosotras por separado somos familia numerosa. Pero si lo consideramos a él, sí que la hay. Somos una pareja con 4 hijos entre los dos. Que nadie me niegue la familia numerosa, por favor, porque es evidente.

Somos una familia, le guste a la sociedad o no. Somos una familia reconstituida, recompuesta, ensamblada, reconstruida, como os de la gana llamarnos. Pero somos una familia.
No somos un divorciado y una separada con sus hijos respectivos, como si fuéramos dos núcleos independientes que de vez en cuando se juntan. Y desde que hay un hijo en común y desde que estamos casados parece que fuera más sencillos vernos como una familia.  Pero, ¿y antes? ¿antes no éramos familia? Yo creo que sí.

Además, carecemos de nombres para nuestros roles. O bien usamos esos nombres feos: padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, hermanastro, hermanastra...
Cada vez que los leo por ahí, me acuerdo de la Cenicienta, de Hansel y Gretel, de Blancanieves... niños maltratados por sus adultos de referencia, uno porque no era pariente de sangre, y el otro por no saber protegerlos.

Las cosas han cambiado. Da igual que un hijo no sea de sangre. Si le preguntamos a cualquier madre adoptiva veremos que sus sentimientos por ese hijo son igual de viscerales.

Da igual si ni tan solo me considera su madre, porque no lo soy. Pero soy la esposa de su padre, y algo suyo debo ser. Desde hace casi dos años, soy la madre de su hermano. Pero antes también debía de ser algo, ¿verdad?

Leí una vez la expresión "hermanos de vida", para referirse al conjunto de los hijos de una familia reconstituida. Me gustó mucho. Es muy real, la vida los ha puesto juntos bajo el mismo techo (aunque sea cada 15 días), y, si todos damos la oportunidad, la relación termina siendo muy parecida a la de los hermanos de sangre.

Igual con el cónyuge del padre o madre. La función parental está ahí. Estoy al lado de mi marido como padre biológico, mi marido está a mi lado como madre biológica. No somos padre y madre de los hijos del otro, pero somos una extensión, y a veces, también somos entidades independientes, y eso es deseable. Es deseable que todos participemos estableciendo normas de convivencia, expresando sentimientos ante la situación familiar, colaborando en encontrar soluciones que tengan en cuenta a todos los integrantes, incluso a aquellos que no desean ser parte de esa familia. Y creo que es necesario que los todos los hijos reconozcan que los adultos de la familia son responsables de los menores, de su cuidado, de su protección, de su higiene, de su salud, de su... da igual que sea mamá o no lo sea, da igual que le llame papá o por su nombre de pila.

Hoy dia de la familia, reclamo que los que tenemos una familia reconstituida nos veamos como tales.