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lunes, 3 de octubre de 2011

La maternidad y el encuentro con la propia sombra. Laura Gutman

Me lo leí hará unos dos o tres años. Me impactó, me gustó, me cuadró. Entendí qué me había pasado, en parte, cuando nació Roger. Recuerdo que después de ese libro me leí todos los demás, en un intento de cubrir por mi cuenta el temario de la formación profesional que la autora hacía en Buenos Aires. No lo conseguí, pero en el proceso me llevé un montón de sorpresas (buenas y malas).

Cuando me enteré de que Laura Gutman iniciaba formación profesional en su método aquí mismo en Barcelona, pensé "la ocasión la pintan calva" y me empecé de nuevo "La Maternidad..."

Tras haber leído los últimos que ha escrito, éste me parece muy obvio, incluso un poco trampa, porque este libro y el siguiente están escritos desde un punto de vista amable con las madres. Un libro que nos comprende, nos acoge, nos disculpa y nos invita a seguir un ritmo más lento, más amoroso, nos invita a dejar la sociedad de lado y pasar 2 años dedicadas al bebé. Nos explica cómo el padre ha de sostenernos para facilitar esa fusión emocional que el bebé necesita y que nosotras deseamos. Cómo después de esos dos años el padre ha de facilitar el inicio de la separación, para que nosotras podamos volver al mundo (y al sexo) y el niño, que ya se reconoce como un yo separado de mamá, pueda empezar a vivir esa separación sanamente... pero sobretodo nos explica cómo es que nos hundimos, nos desesperamos, nos perdemos, nos exigimos, cómo es que a veces nosotras estamos estupendas y el bebé no para de llorar, de enfermar, de dormir, de estar despierto...

El libro se estructura en capítulos donde aparecen una explicación teórica acerca de aspectos de la educación y crianza de los hijos, y luego casos concretos que los ilustran. Así, vemos mamás que ante el nacimiento de un hijo descubren que en su infancia fueron abusadas, otras recuerdan que a ellas nunca se les permitió estar tristes, otras... etc. Y todo esto lo facilita el hecho de que, al estar en fusión con el bebé (aunque no queramos ni sepamos que lo estamos), el bebé expresa todo aquello que nosotras no expresamos (muchas veces porque ni sabemos que está ahí, por eso se habla de la propia sombra).

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