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lunes, 22 de agosto de 2011

Su hijo, una persona competente. Jesper Juul



Este me lo leí durante el mes de mayo-junio de este año. Es espesito y hay que leérselo con calma. La idea principal es la igual dignidad entre adultos y niños. No se trata tanto de cambiar autoritarismo por democracia a la hora de gobernar la familia, sino de reconocer que los niños también son dignos y competentes a la hora de relacionarnos con ellos. Se trata, de nuevo, de respeto.

Como los niños son una pasada, no dudan en sacrificar su integridad emocional y espiritual para contentarnos y para protegernos de nuestras propias emociones negativas. Cuando hacen eso, nosotros, a modo de agradecimiento, les perdemos el respeto y entramos en un círculo vicioso en el que cada vez están más desintegrados y necesitados de nuestra guía y autoridad, así que cada vez los tratamos más autoritariamente.
Si paramos y reconocemos que tienen derecho a ser tratados como seres globales (y no como futuros adultos que aún no están acabados de hacer), si reconocemos la integridad de sus personas y les profesamos respeto, entonces nos relacionamos con ellos de una forma constructiva para todos (niños y adultos).

A mí esta última idea me cuesta, porque no dejo de pensar que estos niños serán adultos algún día y que los tengo que preparar para entonces... me cuesta pensar en el ahora, en sus necesidades de ahora, sin perder de vista el objetivo final (para mí, que sean adultos con 18 años)

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